_ed.jpg){kind=small}
.jpg)
De Luna Vista Arquitectónica Club es un proyecto de fines arquitectónicos dirigido por medios artísticos.
Somos un club —subterráneo, clandestino, menor— muy por debajo de cualquier oficina. Ante la imposibilidad de proyectar lugares concretos adelantamos exilios volátiles —utopías, teorías, ficciones. Porque hay dos maneras de volar: haciéndose de alas hechas de fama y networking, o desintegrándose para que el viento sea el suelo, y aquella nube resultante un nuevo cuerpo indómito.
No poseemos modelo financiero porque asesinamos todos nuestros clientes. Basta solo su idea para acabarles, pues no desplegamos proyectos por comisión, sino por vocación, en tanto sabemos fecundar nuestra imaginación sin necesitar realidades o capitales ajenos.
Frente a la figura del colaborador y la del emprendedor, avanzamos la del vampiro. No somos siervos ideales ni profetas milagrosos del capitalismo, sino meros mercenarios. De día nos costeamos a título de peones el movimiento que de noche tendremos como alfiles, condescendiendo sudor suficiente al sol para más tarde dragarle eclipses con la luna.
Tal vez nadie toque a nuestra puerta, pero estamos siempre viendo por la ventana.
—
De Luna Vista Arquitectónica Club is a project with architectural purposes directed by artistic means.
We are a club —underground, clandestine, minor— far below any office. Faced with the impossibility of projecting actual places, we set forward volatile exiles —utopias, fictions, theories. Because there are two ways to fly: acquiring wings made from fame and networking, or disintegrating so that the wind becomes your ground, and the resulting cloud becomes a new indomitable body.
We do not have a financial model because we murder all our clients. Just their idea is enough to finish them because we do not unfold projects by commission but by vocation, for we know how to fecundate our imagination without needing foreign realities or capitals.
Facing the figure of the collaborator and that of the entrepreneur, we advance that of the vampire. We are not ideal servants or miraculous prophets of capitalism but mere mercenaries. By day we fund as pawns the movement we will have as bishops at night, condescending enough sweat to the sun to later dredge eclipses to it with the moon.
Maybe no one knocks on our door, but we always look out the window.